miércoles, 31 de octubre de 2012

A Szentendre en bici

Una bonita mañana de sábado, de esas pocas en las que luce el sol sobre Budapest (creo que de los últimos días que vi el sol aquí, vaya), alquilamos unas bicis y nos dispusimos a hacernos los 30 km que separan Szentendre de Budapest.


Las bicis las alquilamos cerca de la estación de Nyugati, en una tienda de Podmaniczky utca por 1800 florines. Para alquilarlas por cada 4 cuatro bicis hay que dejar un DNI o un pasaporte. El único problema es que la tienda cierra a las seis y, claro, las tienes que devolver antes de esa hora. Pero como nosotros las alquilamos a eso de las 12.30 nos hicieron el favor de poder devolverlas a las 18.30. 


Una vez con las bicis alquiladas, viene el tramo más peligroso del camino, que es salir de Budapest. Porque desde luego que ir en bici por una ciudad donde conducen como locos no es muy seguro que digamos. Desde Nyugati fuimos hasta la isla Margarita, y luego cuando sales de la isla, solo hay que seguir el Danubio hacía arriba para llegar al pueblo. Fuimos bordeando el Danubio, y un poco más adelante de la isla Margarita empieza un carril bici (y ya te va indicando el camino y cuantos km te quedan).


Como a 15 km de salir de Budapest, hay una zona de restaurantes y bares donde paramos a comer el pescado típico (Hekk) y reponer fuerzas con una cerveza. Cuando llevas desde antes de irte de España sin comer pescado te hace hasta ilusión. La verdad que no fue muy barato, pero era abundante.


(Foto de Munchies Love)
Con el estómago lleno, continuamos la marcha. Una vez pasas la zona de restaurantes, empieza la parte más bonita del camino. Al principio es como un parque enooorme, todo muy verde, bordeando el río también. Hay un montón de familias paseando y mucha gente montando en bici. 





Después de esto, arboles a los lados, un senderito de adoquines nada agradable para ir en bici, pero una imagen muy otoñal y muy bonita. En esta parte ya no se ve el río, y el camino cada vez tiene más y más baches. Desde luego, que una montain bike no nos hubiese venido mal en vez de las bicis de paseo que nos dieron en la tienda. 



Y una vez que se sale de este caminito, sales a las afueras del pueblo. Un poco más y ya estamos en Szentendre. YUHU, llegamos. Es un pueblo muy chiquito pero muy bonito. Nos tomamos unos helados, dimos un paseo, ¡incluso vimos a unas tipas cantando canciones típicas húngaras!





(Hasta los bancos del pueblo son bonitos!)
Lo peor sin duda fue la vuelta sin parar. Y el hecho de llegar a Budapest de noche. Al menos las bicis tenían luces (aunque no todas). Desde luego, que es una bonita (y sana) experiencia. A pesar de que pincharon dos bicis (si, de 14 bicis que íbamos, 2 pincharon) y tuvimos parones (todo a la ida) y de la paliza de los 30 km del tirón a la vuelta, yo volvería a ir a Szentendre en bici. ¡¡Así que que se vayan preparando mis futuras visitas!!

sábado, 20 de octubre de 2012

La casera

Como bien ya os avisé en la anterior entrada, os voy a hablar de mi casera de este año. Porque es un personaje, pero un personaje de los de verdad. Ella no es la típica señora de 60 y tantos años. De eso nada.

Lo primero es que los idiomas que habla son: búlgaro (de donde es), húngaro, italiano (porque su hija vive en Italia) y muy muy MUY poco inglés. Osea, que ya hay una barrera lingüística bastante importante. 

También es importante decir que el día que firmamos el contrato nos dijo que estaba enferma de las piernas y no podía andar mucho. Así que como vivimos en un tercero, que iba a venir poco (JA! Mis cojones!).

Y lo tercero es que es se puede ser pesada, y después se puede ser nuestra casera, porque eso ya son límites inalcanzables para una persona medianamente normal.

El día que quedamos para contratar internet nos llevó su marido a Silvia y a mí a la tienda del DIGI en furgoneta (la furgoneta de la empresa de limpieza del marido, sucia como ella sola). Para que veáis lo lejísimos que está la tienda de nuestra casa:


Para ir a al tienda de DIGI si que está mala de las piernas, pero para subir a nuestro piso ocho millones de veces, no. DOBLE MORAL.

Otro día, que vino a cobrar el alquiler (porque ella no tiene cuenta de banco) pudo pasarse como 15 minutos tocando a la puerta como una loca. Es que dejaba literalmente el dedo encima del timbre. A ver, mujer de dios, si ves que no te abrimos, lo mismo es que no estamos en casa. NO SÉ. Al final por pesada ya le abrió Silvia y le dio el mardito dinero. Porque a todo esto hay que decir que era como las nueve o nueve y media de la mañana.

Por que esa es otra, para ella quedar a las 12 del mediodía es tardísimo. Así que sus horarios de llamarme o de venir a la casa son de nueve a nueve y media. Que tú me dirás. Si total, que más le da quedar más tarde, si no trabaja ni hace nada. 

Y bueno, el día de la instalación del internet, delante del nazi, me hizo entrar a mi skype y agregarla. Así que ahora nuestro nuevo método de comunicación es vía skype, mu moderna ella. Aunque me gustaría que viéseis como escribe el inglés. Que claro, así que me dice que va a venir al piso y yo no me entero de lo super bieeen escrito que está. Necesito un traductor mi casera - el resto del mundo ya.

Y por último, lo que más le gusta a mi casera en el mundo, es pedirnos "los números". Los números son los contadores que hay en la casa, que son unos cuantos (porque hay tres para el agua, dos para electricidad y uno para el gas). Constantemente nos deja escrito en el skype que le digamos los malditos números. ¿Pero para qué quieres, buena mujer, los números mil veces?

(La casera  los números)
Así que como veis, esta mujer va a ser una fuente de inspiración para el blog.

jueves, 18 de octubre de 2012

Misión (casi) imposible: contratar e instalar internet

Una de las causas de las que haya tenido el blog abandonado (al menos una de las causas iniciales) fue porque para contratar internet y que lo instalaran tuvimos que sudar sangre. Porque mira que puede parecer algo sencillo al principio, ¿no? Ir a la tienda, decir que tipo de internet quieres, y que vengan a hacerte la instalación. ERROR.

Al principio, cuando firmamos el contrato, la casera nos dejó un papel (en húngaro, obviamente) que supuestamente (porque ninguna entendía lo que ponía) era una autorización para que fuésemos a la tienda y nos dejasen instalar internet en el nombre de la casera. Pues bien, ahí que fuimos nosotras a DIGI (que es como el Jazztel o el ONO de aquí) con nuestro papel dispuestas a contratar internet y poder volver a estar comunicadas con el mundo exterior. Lo primero es los extraños horarios que tienen aquí las tiendas, porque creo que los lunes y miércoles cerraba a las 14.00, los martes y jueves como a las 18.00, y los viernes a otra hora diferente. Osea, que ya el primer día nos dimos el viaje para nada (que tampoco es que esté mu lejos el DIGI, pero ya te toca el chirri ir para nada). 

Cuando volvimos otro día a una hora que estuvo abierto, nos atendió una chica TAN MAJA, pero TAAN MAJA, que si las miradas matasen ahora estaríamos muertas. Le dimos el papel después de explicarle que queríamos poner internet, y la pava, con toda su cara de mal follada, nos dijo que eso no valía para nada, que como le llevábamos eso. JODER, y yo que sé, ¡¡si no sé ni lo que pone el papel!! Yo solo te llevo lo que me ha dado la casera. Que necesitábamos un montón de cosas: rellenar un documento (en húngaro también, porque para que lo van a tener en inglés!), una factura del gas (que ya me diréis pa que pollas quieren los internet una factura del gas), una factura de la luz, y una autorización de la casera (pero no el papel que ya llevamos de la casera, que prácticamente nos lo tiró a la cara). Así que nada, segundo viaje a la tienda de DIGI para nada. 

("DIGI, la elección simple" ¡¡JA!!) 

Viendo que nosotras solas era imposible contratar el internet, se lo dijimos a la casera. La cual otro día vino con nosotras a contratar el internet. Y nos llevó su marido en furgoneta (pero eso lo contaré en la entrada que haga sobre la casera, o en las varias que haga sobre ella, porque no tiene desperdicio). Y estuvo un señor rato hablando con la tía majísima de la otra vez. Y al final, ya le tuve que decir que lo pusiese a su nombre que iba a ser mucho más fácil y más rápido.

Y... ¡CONTRATAMOS INTERNET!

Pero aquí no se acababa la cosa, porque todavía quedaba... ¡la instalación!

Resulta que para que pudiesen instalar el internet, tenía que estar la casera delante (porque tiene que firmar un papel como de que lo han instalado). Así que un día se nos plantó la casera desde las 11 de la mañana (con una resaca que teníamos las tres de una buena fiesta la noche anterior) hasta las 13.30 aprox. que terminó el tipo de hacernos la instalación.  Y que tipo. QUE TIPO.

De repente, llaman a la puerta (a las 13.00, la hora máxima que nos habían dicho que iban a venir, que ya no sabíamos ni de que hablar con la casera después de tantas horas) y aparece el de la instalación del internet. Con una camiseta que ponía "svastika" y una esvástica dibujada. Rapao. Con un tatuaje también nazi en el brazo. ¿Qué he hecho yo para merecer que un puto nazi venga a mi casa? Porque la desesperación por tener internet después de muchas semanas era ya muy grande (y porque daba MIEDO), que sino anda que iba a pasar un nazi a mi casa. 

Y yo me pregunto... ¿aquí es normal que la gente vaya a trabajar con una camiseta nazi? ¿Y no lo echan a la puta calle? ._.

Pero bueno, el hombre nos instaló el internet, PERO. Porque aquí eso de internet wifi se ve que es demasiada tecnología para los húngaros (o para DIGI en particular) que lo que nos instaló fue el internet, sí, pero el internet del año 0 que va por cable directamente al ordenador. El pavo nos dijo una tienda a la que ir a comprar el router (y el tipo de router y todo), pero no fuimos capaces de instalarlo, así que hasta que no llegó nuestro salvador (el hermano de Carol, agradecidas nos hayamos de por vida de que nos instalase el router) hemos estado con un ordenador con internet para tres.

Pero, al final, muchas semanas después de iniciar esta aventura de contratar e instalar internet... HABEMUS WIFI.

sábado, 13 de octubre de 2012

Donde NO ir en Budapest: Memento Park

Memento Park (el parque con las estatuas comunistas más grandes) o como tirar tu dinero.

Como llegar desde Budapest (porque está aproximadamente en el quinto pino):

En Deák Ferenc Tér hay que pillar un tram (el número 49) hasta la última parada, y ahí (que es una estación de bus) coger un bus (el 710, 720, 721 o 722) hasta la parada de Memento Park.

Entrada:


Por entrar a este parquecillo te cobran 1500 florines (unos 5-6 euros), y solo te hacen descuento (1000 florines) si tienes la ISIC Student Card, nada de Carnet Joven o de la tarjeta de estudiante de la universidad. Y calla, que si quieres que la visita sea guiada, apoquina otros 1500 florines. 

El parque:

Básicamente, esto es todo el parque:



Sin más, un parque con unas cuantas esculturas. La máxima diversión es hacerse fotos imitando a las estatuas. Y yasta.





(De la guerra civil española!)
Esta es toda la información que te da de las estatuas (que un poco más y no te dicen nada). ¿Tanto cuesta poner unos paneles informativos?



Y bueno, a la salida puedes encontrar una casetucha de madera (que vamos, cobrándote 1500 florines ya podía ser algo mejor, vaya) con algunas láminas con información sobre el régimen comunista y la creación del parque hace unos años.


Moraleja: no merece la pena pegarte el viaje hasta allí y además pagar ese dinero por ver unas cuantas figuras (que las ves en 20 minutos).